A 50 años del triunfo de la Unidad Popular: ¿Cuál es la educación que queremos?

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El 4 de septiembre de 1970 fue el triunfo electoral de la Unidad Popular (UP), conglomerado que llevaba como candidato presidencial a Salvador Allende Gossens, miembro del Partido Socialista. Con este triunfo, los sectores populares vieron una luz de esperanza en la construcción de un país más igualitario en base al proyecto de la Vía Chilena al Socialismo, el cual fue escogido de manera libre, democrática y mayoritaria.

Los tres años que el compañero presidente logró estar liderando este proceso, donde el pueblo se encontraba en el poder, fueron condición histórica de posibilidad para la construcción de diversos proyectos y propuestas más justas y dignas de vida. Entre éstos, es importante reconocer el proyecto de la Escuela Nacional Unificada (ENU), el cual enunciaba que “ya no habría más una rama de la Educación para la clase alta, otra para la clase media y otra para la clase obrera, sino una sola escuela en donde se formarían todos los chilenos” (MINEDUC, 1972, Revista Educación, p. 95)

Esta propuesta educacional nace a partir del Congreso Nacional de Educación, el cual fue la experiencia de participación más amplia y democrática que ha habido en Chile, tanto antes de la UP como en los más de 30 años de neoliberalismo y transición democrática en nuestro país. Esta instancia fue de tal amplitud, que participaron diversos sectores de la sociedad como: docentes, estudiantes, familias, trabajadorxs, vecinxs, los cuales propusieron las líneas generales de este proyecto. Cabe destacar, que el proyecto de la ENU fue escrito por docentes, lo cual dista mucho de lo que vemos actualmente, donde los tecnócratas de la educación y los ministros con carrera ingenieril han hecho y deshecho sin siquiera consultar a lxs actores y actrices que nos encontramos todos los días en las aulas.

La ENU es expresión de diversas luchas dadas en el ámbito educacional, de experiencias educativas como las Escuelas Consolidadas, y del propio pensamiento pedagógico que ha surgido desde las comunidades de los sectores populares, en articulación con el pensamiento pedagógico, levantado desde la tradición chilena y latinoamericana.

En definitiva, la ENU es una propuesta de sistema de Educación Pública levantada desde los sectores populares para contribuir a la construcción del proyecto histórico popular de entonces: la Vía Chilena al Socialismo. Es decir, se crea un proyecto de educación articulado al proyecto de país o sociedad que se quiere.

Actualmente, como país nos vemos enfrentados a un proceso constituyente dirigido por el bloque en el poder, el cual toma la demanda popular de una nueva Constitución pero haciéndolo de la forma que a ellxs les conviene, dibujándonos dos opciones a escoger mediante plebiscito: Convención Mixta o Convención Constituyente, lo cual elimina la posibilidad de la Asamblea Constituyente como forma mediante la cual el pueblo efectivamente podría construir su nueva Constitución. Ante ello, al parecer, la elección de Aprobar e ir por una Convención Constituyente, es la opción que se ha levantado como válida para dar curso a este proceso en esta oportunidad, pero, una vez que ello se concrete, como pueblo debemos levantar la bandera de la Asamblea Constituyente.

Ante tal escenario: ¿Qué podríamos decir desde el campo educacional?

Esta es una oportunidad para repensarnos como docentes, estudiantes, familias, comunidades, vecinxs y Pueblo en general, y sentarnos a perspectivar la Educación Pública que queremos, dentro de lo cual, nos parece importante que: sea expresión de las luchas levantadas desde los sectores populares, recogiendo tanto el legado de las que dimos durante el siglo XX, incluyendo la propia ENU, así como las que hemos dado en todos estos años de neoliberalismo y transición democrática, como las vinculadas a una educación no sexista, antipatriarcal, inclusiva, descolonizadora, plurinacional, intercultural, del Buen Vivir, transformadora, que potencie el fortalecimiento de la soberanía y el poder popular, y que esté bajo control comunitario, entre otras; se nutra de las experiencias educativas levantadas desde los sectores populares en el último tiempo y rescate los saberes que de allí han estado naciendo (como los de las experiencias de Jardines Autogestionados; la Escuela Comunitaria República Dominicana de Educación Básica; Escuela Kom Pu Lof Ñikimeltuwe Nº 312 del Pueblo mapuche [Lago Budi, Región de la Araucanía]; Liceos Autogestionados –Liceo Eduardo de la Barra [Valparaíso], República de Brasil D-519 [Concepción], Liceo Manuel Barros Borgoño [Santiago] y Liceo Luis Galecio Corvera A-90 [Santiago]–; la Escuela Pública Comunitaria de Barrio Franklin [EPC] de Educación de Personas Jóvenes y Adultas; Historia y Geografía del Pedagógico Autogestionada en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación [UMCE], entre otras experiencias); y que se encuentre articulada al proyecto de país que queremos construir.

Así, un día como hoy, 4 de septiembre de 2020, donde conmemoramos los 50 años del triunfo de la Unidad Popular, que fue clave para perspectivar un proyecto educativo que emerja desde el propio Pueblo, parece un buen día para preguntarnos: ¿Cuál es la sociedad que queremos? Y con ello definir ¿Cuál es el sistema de Educación Pública que contribuirá a construir esa sociedad?

Victoria Garcés López

Profesora de Matemática

Movimiento por la Unidad Docente