Entrevista Danila Córdoba. SER PROFESORA FEMINISTA EN LA ESCUELA ACTUAL

Artículo: HACIA UNA EDUCACIÓN Y FEMINISMO REVOLUCIONARIO
Abril 4, 2019
¿En qué contexto se educa en la Ruralidad?
Abril 7, 2019
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(RE) Sobre el respeto y visibilización de la diversidad de género y sexual, ¿cuál ha sido tu experiencia como docente en el sistema formal?

(D) Parte por considerarme como una profesora feminista e ir anclando problemáticas tanto históricas como actuales en nuestra sociedad que se iban reproduciendo en los colegios. No podía dejar pasar los problemas que viven las instituciones educativas respecto a violencia de género y su reproducción en distintos ámbitos. Además, esto traspasa la cotidianidad de los establecimientos, tiene que ver con las cotidianidades de nosotras/os como formadoras/es y de las instituciones educativas que reproducen procesos de socialización. Estas instituciones fundamentales, como las escuelas, fomentan lógicas patriarcales. En ese sentido, era necesario poder mirar(nos), ver cómo esta sociedad constantemente violenta, tanto física como psicológicamente, no solamente a las mujeres, sino a lesbianas, gays, transexuales, transgéneros. Era necesario sintonizar con todas las situaciones a nivel nacional y mundial que estaban ocurriendo sobre la diversidad de género y la sexualidad.

(RE) ¿Cómo has percibido la recepción y percepción del mismo proceso (y de otras demandas feministas) por parte de otras/os docentes, apoderadas/os y estudiantes?

(D) El año pasado, el movimiento feminista impulsado a nivel nacional, principalmente por estudiantes secundarias y universitarias, fue muy potente para remover situaciones históricas que ocurren en las instituciones educativas. No es menor que el acoso y abuso a estudiantes y trabajadoras en la educación haya sido perpetuado por las cúpulas más determinantes y estrictas de los sistemas educativos, como las universidades. Creo que el movimiento feminista ha llegado para instalarse. He visto cómo se instala desde las organizaciones de base, como las juntas de vecinas/os, cómo se están organizando las estudiantes secundarias (mis propias estudiantes), cómo mis colegas y compañeros docentes empiezan a cuestionar sus prácticas pedagógicas. Lo maravilloso del feminismo es que no sólo se dirige al ámbito público, sino que trasciende nuestra disciplina educativa y, sobre todo, incide en nuestras prácticas cotidianas: en el ámbito más privado, en las relaciones amorosas, en las relaciones con hijos e hijas, con nuestra familia. También ha sido bien recibido por parte de algunas/os apoderadas/os. Sin embargo, no podemos negar que vivimos en Chile, en un país sumamente conservador, por lo que se generan muchas resistencias. Estas están plagadas de mitos y se relacionan con el entendimiento de algunos conceptos, no sólo teóricamente, que es un debate necesario, sino también con lograr sensibilizarse sobre el género, la sexualidad y la diversidad. El mayor desafío de transformación es que apoderadas/os o estudiantes, que tienen mayor resistencia, puedan sensibilizarse con las experiencias de violencia, maltrato y abuso que han vivido diferentes mujeres y personas. Por ello, es necesario compartir la experiencia de estudiantes transgénero, como en mi caso desde la coordinación, y cómo lo han pasado mal en las escuelas junto a sus familias. Esto ha sido muy potente para poder sensibilizar a la comunidad.

(RE) ¿Cuáles son para ti los principales obstáculos y desafíos para ejercer una docencia feminista en el sistema educativo chileno?

(D) Primero, no existen políticas estatales en que se establezca que los establecimientos y docentes deban tener una perspectiva de género para disminuir el sesgo en nuestras aulas. Han existido iniciativas de voluntades particulares, no un compromiso real con la transformación de la educación desde esta perspectiva. Por otro lado, considero que la formación inicial de los docentes carece de esta mirada. Ninguna universidad imparte esta perspectiva de forma obligatoria, solo algunas a través de asignaturas optativas. Como mencionaba anteriormente, es la escuela una de las formas en que se reproduce el sistema patriarcal. Es la escuela donde incluso los mismos docentes generamos sesgos de género. No hay ningún tipo crítica que incida a nivel ministerial en un mayor esfuerzo para eliminar esta brecha. Sobre lo más cotidiano, este proceso de poder fomentar una perspectiva de género o una educación feminista, tiene que ver con transformaciones culturales que son del día a día y, por tanto, lentas. Creo que, al tener no sólo una voz, sino mil voces resistiendo vamos a hacer que poco a poco logremos mirar desde la lógica feminista las situaciones cotidianas.

(RE) ¿Qué experiencias de formación y acción política (dentro y fuera del aula) consideras decisivas para generar una transformación de la sociedad con un horizonte feminista?

(D) Una de las experiencias más significativas es que como docentes podamos tener la autonomía de entregar conocimientos, pero también entregar experiencias de vida. Lograr tener ese espacio de visibilización, porque una como docente también ha tenido un espacio de liberación respecto a la violencia de género, el acoso, el abuso. Hablar desde las experiencias de una misma, de hermanas, colegas, amigas dentro del aula, hace más visible y cercano este problema y la mayoría de tus estudiantes escuchan con mucho respeto. Esta situación traspasa generaciones y dan más fuerza a nuestras estudiantes, ya que tienen profesoras/es que están cuestionando este mundo. Hablarlo es muy importante porque esto se ve en el aula, se ve en nuestras/os colegas, en las/os apoderadas/os, en las problemáticas familiares, en estudiantes, es transversal. En el caso de acciones políticas fuera del aula, lo maravilloso de ser docentes es que hay muchas colegas y compañeras/os que están cuestionando esto. Colectivos de mujeres que intentan mejorar las prácticas pedagógicas, empezar a conversar, porque nosotras/os somos quienes estamos en el aula tratando de generar transformaciones. Estamos saliendo a la calle, haciendo acciones políticas con organizaciones externas, dependiendo de los tiempos, ya que como docentes no tenemos mucho. Creo que el organizarse, mirarse y ver que no estamos solas, ha logrado que esta experiencia y acciones políticas generen un horizonte feminista.

(RE) ¿Cuál crees que es el valor de la educación para el movimiento feminista actual? ¿Qué rol estamos asumiendo quienes trabajamos en educación frente a ello?

(D) Creo que el movimiento feminista que se generó el 2018 fue muy potente y nació desde el mundo de la educación. Por ello, como docentes tenemos la tarea de apoyar estas causas que nacen y crecen dentro de los establecimientos donde trabajamos. No podemos negarnos a esta realidad, a las situaciones de acoso, abuso y violencia de género. Se debe hablar de estas temáticas en el aula, motivar el apoyo de las familias, aunque a veces se generen resistencias. La labor docente es una de las más feminizadas, pues precisamente las mujeres comenzamos a ser profesoras en la historia con un rol de cuidado, es decir, vinculando la educación al rol maternal. Sin embargo, ahora es nuestro deber instalar otra visión en la que podamos reivindicar luchas históricas, apoyar a las estudiantes que ahora no se quedan calladas como tal vez nosotras lo hicimos. Es necesaria la unidad docente. Si bien tenemos problemáticas como profesoras/es muy profundas que reivindicar, nunca olvidemos luchar por las causas que tenemos las mujeres, porque es un desafío y una situación de vulneración histórica que no podemos omitir. Este es el rol que tenemos: instalarlo o en la mesa, en el aula, en la pizarra, en nuestras pruebas y ejemplos. Transformar la educación de una vez por todas.

Entrevista a Danila Córdoba Maldonado, profesora de Química y Ciencias Naturales, feminista y coordinadora de Género, diversidad y sexualidad del Colegio Robles de Villa Alemana

Danila Córdoba